Crecemos en la biodiversidad de saberes humanos y más que humanos. A travez de procesos de conocimiento experiencial, exploramos lenguajes intuitivos y no racionales que no dependen del análisis o las preguntas basadas en la lógica, la razón o el intelecto.

Creamos espacio para reducir la velocidad y tocar el corazón del silencio que renueva nuestro espíritu y nos permite escuchar la voz de la naturaleza que habla en nosotros y a través de nosotros.

Orientamos nuestros cuerpos hacia sus biorritmos naturales.Nos sintonizarnos con los ritmos de la naturaleza para restaurar en el ser la inteligencia cíclica de expansión/contracción, creación/transformación, vida/muerte.

La belleza y el orden cósmico se nos revela a través de la naturaleza. La relación con el mundo natural despierta vitalidad y nos inspira a vivir con reverencia y en simbiosis con la vida.

Fundamentamos nuestra atención en el contexto de la interdependencia. Ofrecemos nuestras expresiones creativas generosamente al servicio de la vida.

Transformamos la relación basada en el miedo a lo desconocido e impredecible en una de entusiasmo por la potencialidad que cada momento nos ofrece. Exploramos una forma de vida donde la conciencia alerta, el cuestionamiento y la curiosidad son la norma.

Practicamos la reducción y reutilización de objetos y productos presentes en nuestra vida cotidiana para evitar que acaben impactando negativamente en la naturaleza. Nos inspiramos en el movimiento Zero Waste, o Residuo Cero basado en la regla de las cinco erres: rechazar, reutilizar, reducir, reciclar y compostar.

Pensamientos y conceptos nacen de la estructura corpórea y de cómo el cuerpo se organiza en el espacio a través del movimiento. Cuando cambia nuestra organización corporal, cambia también nuestra forma de senti-pensar y nuestro modo de hacer las cosas.

El movimiento es el lenguaje ancestral que conecta a todos los seres vivos. Abrimos el cuerpo a la biodiversidad de fuerzas y consciencias presentes en el mundo natural y exploramos el potencial vital de la presencia compartida.

Combinamos el trabajo de la somática y la ecología para desarrollar un sentido de identidad que incluye el campo relacional de la ecología compartida y cosmos vivos. Cultivamos sensibilidades de interdependencia, escuchando la inteligencia emergente de la vida que se mueve en el continuo entre cuerpos y tierras.